Nuestras células necesitan energía para realizar sus funciones vitales. Nuestro organismo obtiene esta energía de los nutrientes contenidos en los alimentos por medio de procesos oxidativos.
Ningún alimento es capaz por sí mismo de cubrir las necesidades nutricionales de cada individuo. La cantidad de nutrientes varía en función de cada alimento. Pero recuerda que la comida no es solo el combustible para nuestras células, la alimentación es también salud y bienestar.
Una nutrición deficiente no solo provoca trastornos sino que además favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, cáncer, diabetes tipo 2 y obesidad. Es uno de los motivos por los que es necesario cuidar nuestra alimentación. Una dieta saludable debe contener una diversidad de alimentos que proporcionen nutrientes, calorías y otras sustancias en cantidades que favorezcan el funcionamiento óptimo de nuestro organismo.
Los micronutrientes son nutrientes esenciales, que aunque no aportan energía, son imprescindibles para el organismo, y debemos obtenerlos a través de la alimentación. Nuestro cuerpo necesita pequeñas cantidades de micronutrientes. Sin ellos la química del cuerpo no funcionaría.
Las vitaminas son sustancias químicas necesarias para el crecimiento, la vitalidad y el bienestar general de nuestro cuerpo. Estos nutrientes son clave para el funcionamiento celular, el crecimiento y el desarrollo normal de nuestro organismo.
Y aunque se necesitan en cantidades muy pequeñas, las vitaminas solamente se pueden obtener de los alimentos, ya que el cuerpo no las fabrica.
Pero hay que tener cuidado ya que altas concentraciones de ciertas vitaminas pueden ser tóxicas.
Las vitaminas pueden actuar como coenzimas (sustancias químicas que activan las enzimas) en procesos metabólicos como la conversión de glucosa en energía.
La piridoxina (vitamina B6), por ejemplo, participa en la formación de glóbulos rojos y ayuda al mantenimiento de la función cerebral o la vitamina C (ácido ascórbico) que ayuda al cuerpo a absorber el hierro, también a mantener el tejido saludable (necesaria para la síntesis del colágeno) y a la cicatrización de heridas.
Las vitaminas se pueden clasificar en función de si son solubles en grasa o agua:
Un contenido excesivo de este tipo de vitaminas o hipervitaminosis -especialmente la A y la D- en suplementos puede provocar síntomas de toxicidad, mientras que una sobredosis de vitaminas por consumo de alimentos es muy rara.
Cada vitamina se encuentra en diversos alimentos y en cantidades diferentes. Granos enteros (cereales y arroz), frutas y hortalizas, productos lácteos, carnes magra de cerdo, visceras, carne roja, frutos secos, huevos, arvejas, frijoles, pescados o aves de corral son fuentes de vitaminas.
El cuerpo necesita minerales para funciones como el mantenimiento de tejidos, reacciones enzimáticas, contracción muscular, reacciones nerviosas y coagulación de la sangre.
Todos los minerales (calcio, magnesio, fósforo, azufre, cloro, sodio y potasio) son nutrientes esenciales y deben ser aportados por la dieta y ser consumidos en cantidades determinadas para un buen mantenimiento de la salud. La absorción de los minerales depende de la presencia o no de otros nutrientes y la situación fisiológica del individuo.
Un exceso o defecto de aporte de minerales puede afectar a la salud.
Los oligoelementos también son elementos químicos que el organismo necesita pero solo en cantidades muy pequeñas (cromo, cobre, flúor, yodo, hierro, manganeso, selenio, cinc, molibdeno) .
Existen muchas y variadas fuentes alimentarias de minerales. Desde vegetales a alimentos de origen animal. El agua también puede proporcionar minerales (calcio, magnesio, yodo, flúor y cobre).
Leche y productos lácteos, vegetales de hojas verdes, carnes, algas, frutas o cereales son algunos alimentos ricos en minerales.
Recuerda que los alimentos no son solamente el combustible para nuestras células, la alimentación es también salud y bienestar. Siempre es mejor que tu dieta sea variada y balanceada para garantizar la ingesta tanto de macronutrientes como de micronutrientes. Si controlas tu alimentación reducirás tu riesgo cardiovascular.
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