Los beneficios de la Vitamina C en la medicina y la estética son indiscutibles, por lo que las investigaciones al respecto han avanzado y su uso se ha potencializado en los últimos años.
La Vitamina C es un gran antioxidante, es ácido ascórbico y su uso en la estética está muy avanzado. La idea no es utilizarla sólo de manera tópica o vía oral, porque sus dosis serían muy pequeñas, lo que actualmente se sugiere, es hacer un tratamiento con megadosis intravenosas que van directo a plasma para lograr un mejor efecto.
Al ser un antioxidante, la Vitamina C capta radicales libres, responsables del 90% de las enfermedades sistémicas y es capaz de destruirlos, cuando se suministran dosis altas.
En pacientes sanos, lo aconsejable es aplicar 10 gramos en tres dosis anuales, cuando por el contrario, la persona tiene algún padecimiento, las dosis pueden aumentar.
En estética mantiene su importancia en los siguientes casos:
El procedimiento consiste en canalizar al paciente y aplicarle la Vitamina C disuelta en solución salina, un proceso que tarda 15 minutos y carece de dolor y otras molestias. Es aconsejable la ingesta de agua durante el procedimiento.
Otra forma de usar la vitamina c es, usando microinyecciones en zonas específicas, se utiliza con el fin de dar vitalidad, nutrición y luminosidad a la piel.
Los estudios acreditan la Vitamina C como la hormona de la longevidad, además de considerarse de excelente ayuda en los procesos cicatrizantes luego de una intervención quirúrgica, siendo recomendado su uso al momento del procedimiento.
Pacientes diabéticos, con alzhaimer, alergias y las personas con malos hábitos como el tabaco y el alcohol, son candidatos a la aplicación de la Vitamina C, pues todas estas condiciones antes mencionadas, anulan su presencia en el organismo.
En pacientes con insuficiencia renal crónica es preferible no aplicarse, porque la Vitamina C se metaboliza al riñón, de igual manera en anemias muy difíciles o enfermedades genéticas, se requiere de un estudio previo.