No hay tema más controversial en el campo de la dietética que el de fijar unas referencias, que se acepten universalmente, sobre cuál debe ser la dieta óptima para el ser humano.
En cuanto a la alimentación es necesario tener en cuenta que cada grupo étnico tiene un comportamiento, a nivel nutricional, tan diferente como su tipo de pelo o de piel, y por otra parte los alimentos son diferentes en cada parte del globo.
En lo único que todo el mundo está de acuerdo es que una dieta equilibrada es aquella que contiene todos los alimentos necesarios para conseguir un estado nutricional óptimo.
Este estado de “gracia nutricional” es aquel en el que se cumplen los objetivos de aportar una cantidad de nutrientes energéticos, es decir calorías, que sean suficientes para llevar a cabo los procesos metabólicos y de trabajo físico necesarios.
Además, una dieta balanceada debe proporcionar suficientes nutrientes con funciones reguladoras (proteínas, minerales y vitaminas), que no falten pero que tampoco sobren.
Dentro de la alimentación balanceada se debe tener en cuenta que las necesidades nutricionales varían al tener en cuenta aspectos como la edad, el sexo, talla la actividad física y estado de salud.
La cantidad de los alimentos debe ser adecuada para mantener el peso dentro de los rangos de la normalidad
Generalizando, se puede decir que la alimentación saludable es aquella que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita para mantener el buen funcionamiento del organismo, conservar o restablecer la salud, minimizar el riesgo de enfermedades, garantizar la reproducción, gestación, lactancia, desarrollo y crecimiento adecuado.
Para lograrlo, es necesario el consumo diario de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, leche, carnes, aves y pescado y aceite vegetal en cantidades adecuadas y variadas. Si lo hacemos así, estamos diciendo que tenemos una alimentación saludable.
No son tan ligeros como nos hacen creer, suelen ser más caros y, además, su consumo nos puede hacer caer en la trampa de comer más cantidad. No es necesario rechazar este tipo de alimentos, pero sí consumirlos de forma razonable.
La problemática de los productos light viene de lejos.
La falta de especificaciones legales sobre la cuestión, así como la omisión de las condiciones de utilización y de la información nutricional, en la normatividad general y, especialmente, en el etiquetado de los alimentos, era un terreno abierto para que aparecieran las más diversas fórmulas presentadas como bondades dietéticas.